EL DIA MÀS
TRISTE DE MI VIDA
Ese DIA Victoria dormía junto a sus hermanos, ella era la mayor de
todos y hacía poco tiempo que había llegado a la casa, le había pedido de regalo en su primera
comunión a su papá conocer a su mamá. Sus padres eran separados
y ella estaba internada en un colegio de Santiago, entonces su padre la consintió.
Su mamá vivía con sus hermanos, además tenía una nueva pareja y dos
nuevos hermanos más que ella no conocía, todo era
emocionante e ideal para esta
niña de nueve años. Así pasaron los días
y Victoria se quedó viviendo con su mamá, pero al tiempo su madre se enfermó de un cáncer y fue hospitalizada durante ocho
meses, es aquí cuando Victoria vivió ese
DIA que no olvidará nunca jamàs.
Hoy en día Victoria tiene cincuenta y tres años, después de una larga jornada de trabajo llegó
a su casa, se sentó en el sillón y recordó:
En la noche que me
encuentro,
sentada
apoyada, sostenida,
emergen los
registros de mi infancia,
infancia pura y
herida,
infancia
interrumpida
por pasos sigilosos
de noches atadas,
de noches sombrías .
Son los más sutiles
recuerdos
que son como
luminarias
que arden
continuamente
en los balcones de
la vida,
¡Cómo descansaré!
para apagar este mudo grito
que golpea como un
pedernal,
parecen destellos
acosados por el enemigo
conducidos por
sobresaltos nocturnos,
palabras sometidas
al silencio,
lágrimas congeladas
que se filtran
derramando un respiro de esperanza,
esperanza abrigada
por el Lucero de Mañana,
brazo que sostiene y
no deja caer
¡Oh! DIOS cuán
grande es tu misericordia
que me ampara con
dulzura,
regazo que enjuga
toda lágrima,
fidelidad que se
precipita como un torrente de agua viva,
que me amparó con
dulzura
guardándome en su
mano como a la niña de sus ojos,
vistiéndome de
blanca lana,
vistiéndome de rojo,
frágil me he quedado
como la copa de tu
palabra,
haz cambiado mi
nombre,
ya no soy la
desechada
ahora tu voz me toca llamándome,
vasija perfumada.
VICTORIA
HORMAZAVAL
(CHILE)
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